Esta es la historia de un juego de consola con sobre de mármol, espejo y perchero que ha lucido en la casa del pueblo durante muchos años, y digo lucido porque el dorado..resplandecía. Fue comprado por mi madre en Portugal, cuando se hacían esas excursiones que se traía de todo, pero hace tiempo que ya deseaba tunearlo y no me atrevía porque ella no quería deshacerse de él y a mí me espantaba así que un poco para ella y otro poco para mí, no nos deshicimos de él pero sí que le dí una segunda oportunidad con pintura a la tiza que por cierto, he cogido un vicio.... no hay metal, madera, tela o cualquier objeto que deseéis renovar que esta pintura no pueda hacer maravillas, pero al lío...que hay mucho que explicar.
el antes y el después de un recibidor |
Así es que comparto con vosotr@s lo que hice por si teneís algo parecido y en vez de tirarlo, os atrevéis a renovar o recuperar estos muebles que ya están un poco anticuados pero que pueden quedar muy bonitos dándoles una segunda oportunidad.
1.- Lo primero que hice fue desmontar la consola y quitar el mármol . Se me ocurrió ponerle por todo él un bonito papel de regalo que había comprado en una tienda de manualidades y que me encanta, es de notas musicales así es que con la cola decoupage fui pegando poco a poco, pasando un trapo para que no salieran burbujas y con cuidado de no romper el papel aunque este tipo de papel no es como las servilletas que son más delicadas. Este papel es más durito y se trabaja mejor.
Lo dejé secar y después de unas horas volví a pasar con una brocha la cola decoupage por encima y por todo ello o si deseáis un barniz, esto lo hago para crear una capa protectora.
2.- Después me metí con la estructura y el espejo
Tiene dos manos de pintura a la tiza, yo utilizo esta marca, Americana Decor y el tono se llama eterno.
No necesita imprimación previa, así es que pinté directamente sobre el dorado.
Una vez seca la pintura y para resaltar un poco todos los relieves que tienen estos muebles envejecí con betún de judea, fui dando con un pincel y retirando el exceso con un paño.
3.- Por último y haciendo lo mismo, pinté el perchero. Para no pintar el espejo, puse cinta de carrocero alrededor de él. Envejecí con betún de judea
Y el resultado final de este descansillo que hay en las escaleras y que antes lucía pasado de moda, anticuado y feo es este: un poco más coqueto y aunque no son los muebles que yo pondría estoy muy contenta y satisfecha con el resultado.
segunda oportunidad para un recibidor |